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Eran otros tiempos dice la canción, y efectivamente un 6 de enero, pero de 1951 se disputaba el partido más largo de la historia de la NBA. Claro, eran momentos muy distintos y las anotaciones distaban muchísimo de la actualidad. Pero la realidad es que este duelo se disputó en Rochester y terminó con victoria visitante de Indianapolis Olympians ante los Royals por 75 a 73.

Se necesitaron de un total de seis tiempos suplementarios para determinar al ganador de un partido que parecía que nadie quería quedárselo. Es más, en dos de esos tiempos extra no anotaron ni un punto. Claro, también las reglas eran bien distintas, no había triples, tampoco reloj de posesión y el sistema de tiros libres hizo del partido algo interminable.

Fueron un total de 78 minutos, los 48 regulares y los 30 divididos en los seis suplementarios. Según recordó Mort Zachter en Red Holzman ‘The Life and Legacy of a Hall of Fame Basketball Coach’, el encuentro se convirtió en esto a partir de que en los cinco minutos la posesión la tenía solo un equipo, hasta el punto que en el cuarto suple no tiraron ni una vez al aro.

En los últimos segundos, Arnie Risen, autor de 26 puntos, falló la conversión para que los Royals ganaran y Ralph Beard fue el héroe que terminó con el suplicio para todos los protagonistas del partido.

Los goleadores de los ganadores fueron Beard y Alex Groza, autores de 17 puntos cada uno. Precisamente son dos protagonistas de la historia negra de la competencia. Ambos fueron elegidos en el Draft de 1949 provenientes de Kentucky en la NCAA. Después de dos temporadas en Indianapolis Olympians, fueron investigados por un escándalo de apuestas de su época universitaria junto a Dale Barnstable, que había sido elegido por Boston Celtics. El trío aceptó en ese momento dos mil dólares por ganar un partido por menos de diez puntos de diferencia. Ante esta situación, el comisionado de la NBA en ese momento, Maurice Podoloff, suspendió a los tres de por vida.

A su vez, el juego tardó tanto en terminar que perdieron el vuelo que los llevaba a su próximo encuentro, que fue el 7 de enero ante Tri-Cities Blackhawks en Moline, Illinois. Allí llegaron con solo cinco jugadores y dieron batalla, cayendo por 83 a 79.