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El Juego 3 entre los Knicks y los Celtics, a disputarse en el Madison Square Garden, se perfila como uno de los eventos más esperados —y caros— de los últimos años para New York. Tras las dos impactantes victorias del elenco de Thibs en Boston, en las que remontaron desventajas de 20 puntos, los fanáticos están impulsando la demanda de entradas a niveles altísimos. La histórica rivalidad entre ambas ciudades y la posibilidad de que los Knicks regresen a una final de conferencia por primera vez en 25 años encendieron más el entusiasmo.

Los precios en las plataformas de reventa lo reflejan: conseguir una entrada para el Juego 3 cuesta desde 700 dólares, sin contar comisiones, mientras que los asientos cercanos a la cancha superan fácilmente los 2.000 dólares, cifras comparables a las de un Super Bowl (final de la NFL). Incluso los boletos para posibles Juegos 4 y 6 ya muestran precios elevados, comenzando en los 600 dólares. Todo esto representa un incremento de casi el 50% en apenas unos días desde que comenzó la serie.

La expectativa no es solo deportiva: el Madison Square Garden promete estar repleto de celebridades y con un ambiente vibrante. En el segundo partido, miles de personas se reunieron fuera del estadio para seguirlo en pantalla gigante, lo que anticipa una fiesta total en el regreso del equipo a su casa. El escenario está listo para una noche que podría quedar en la historia del deporte neoyorquino.

Además del impacto deportivo, esta racha positiva de los Knicks beneficia económicamente al grupo empresarial de James Dolan, que también controla a los Rangers y MSG Sports. A pesar de haber reportado una caída en ingresos en el último trimestre, estas nuevas fechas de playoffs suponen un alivio financiero, sobre todo frente a los recientes recortes en los derechos televisivos locales. Dolan, sin embargo, se mantiene optimista y reafirma su confianza en el valor de poseer franquicias deportivas de alto perfil.