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La etapa de Bradley Beal en Phoenix parece estar llegando a su fin antes de lo que muchos imaginaban. El escolta All-Star ya se encuentra explorando posibles destinos con sus representantes, en paralelo a las negociaciones para un inminente acuerdo de rescisión con los Suns. A sus 32 años, y tras una temporada decepcionante a nivel colectivo, Beal sigue los pasos de Kevin Durant, cuya salida rumbo a Houston ya fue oficializada, dejando a Devin Booker como único sobreviviente del tridente que alguna vez prometió revolucionar el Oeste.

La fórmula para su salida recuerda a la utilizada por Milwaukee con Damian Lillard: un buyout estructurado para evitar penalizaciones salariales y limpiar el futuro de la franquicia. Gerald Bourguet detalló que Beal resignará 13,9 millones de los 110,8 millones que le quedaban por contrato. A cambio, los Suns podrán repartir el resto del pago en cinco años y esquivar tanto el primer como el segundo apron, lo cual oxigena un panorama financiero que hasta hace poco parecía asfixiante.

Para Phoenix, se trata de cerrar una etapa que nunca terminó de despegar. Beal, limitado por lesiones y por un encaje táctico complicado, promedió 17 puntos, 3,3 rebotes y 3,7 asistencias en su único año con la camiseta de los Suns. Ahora, sin Durant ni Beal, la franquicia de Arizona se replantea el proyecto en torno a Booker, en busca de un futuro más sostenible. En lo inmediato, la gran incógnita pasa por saber cuál será la próxima camiseta que vista el escolta.

Con su inminente llegada a la agencia libre, Beal aparece como una opción atractiva para equipos candidatos, especialmente considerando que su nuevo contrato se firmará a la baja respecto a los 55-60 millones que hubiese cobrado por año.