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Kobe Bryant fue uno de los anotadores más letales que la NBA ha visto. Su capacidad para encestar tiros que para muchos serían imposibles lo posicionó como el arma ofensiva defintiva de su época. Pero, además, el escolta poseía una mente extremadamente competitiva. No dejaba que los obstáculos o el dolor se cruzaran en su camino. Demostró todo eso en 2015 cuando, a pesar de sufrir una lesión en su brazo hábil, se las arregló para anotar con la izquierda.

Ocurrió durante el tercer cuarto de un partido entre sus Los Ángeles Lakers y New Orleans Pelicans. Al realizar una volcada, Bryant se lesionó el manguito rotador de su hombro derecho. Ante esto, le resultaba casi imposible lanzar con su mano hábil. Salió de la cancha por unos minutos. Pero, al ver que su equipo perdía por más de quince puntos, decidió volver en el último parcial. ¿Cómo? Con la utilización de su izquierda, una actitud que sorprendió incluso a un excelente defensor como Jrue Holiday, parte del equipo rival: “Lo miraba directamente y, de la nada, se dio vuelta y tiró con la mano izquierda. Como si fuera fácil.”

El cinco veces campeón de la NBA encestó ese lanzamiento e intentó otro que no estuvo cerca de entrar, pero los Lakers cayeron por 96-80. No importaba mucho. Aunque algunos lo tomaron como un riesgo innecesario, él decidió hacerlo. Kobe era así: un competidor tenaz que estaba listo para cualquier prueba. Y que, entre errores y aciertos, mantuvo esa intensidad hasta el último juego de su vida.