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En el segundo partido de la jornada, Quimsa se jugaba la carta grande para meterse en la final por segunda vez en 5 ediciones antes un rival accesible como Hebraica, pero con la presión de la localía y también de un presente lejano al avasallante que supo tener en la primera mitad de la temporada. Quimsa lo ganó por intensidad durante los 40 minutos, porque tuvo contundencia y porque su segunda unidad jugó un partido fantástico.

Los nervios iniciales tuvieron un gran culpable: Jordan Williams. El ex Platense fue una pesadilla para Basabe que, si bien se lo bancó uno a uno, sin ayudas, no esperaba semejante goleo del norteamericano: 14 puntos en el primer cuarto. No era el único problema del local: las 2 faltas de Brussino y Taya condicionaron a los de Ramella que, de todos modos, y más allá del 19-24 del 1C, encontraron las soluciones en la segunda unidad. 

Primero, con Zezular sobre Williams (0 frente al cordobés), y después con el magnífico ingreso de Rolfi, que además de correr a Parodi (la otra gran preocupación defensiva de Quimsa), le dio frescura al ataque, anotando 8 puntos. Para Quimsa fue la combinación esperada: mejor defensa, rebote y contra rápida. Así le metió un parcial de 13-2 para pasar al frente y controlar desde ahí el juego, aunque sin estridencias. 

La clave fue dejar de permitir penetraciones fáciles, rebotes ofensivos y segundas oportunidades. Adelante, frente a la zona que le puso Hebraica cuando descansó Robinson, se quedó bastante estático y le costó, pero siempre con la ventaja del colchón que le daba lo que hacía atrás. Hebraica solo anotó 10 puntos en ese 2C y por eso Quimsa se fue más tranquilo al entretiempo latgo: 39-34. 

El partido se resolvió en el arranque del tercer cuarto, en el que Quimsa metió un parcial de 15-2 para sacar 18 (54-36), con una gran defensa, aprovechando el desgaste de un Hebraica que, a esta altura, casi no había hecho descansar ni a Parodi, ni a Williams ni a Oglivie. Entonces la potencia de Ramírez Barrios hizo estragos en las transiciones tras rebote defensivo y el resto fue sacándole jugo a las ventajas (Robinson vs García, Basabe vs Williams). 

Aunque Hebraica tuvo su momento de resurrección y se puso a 8, no quedaba claro que pudiera sostener un ritmo que le permitiera defender duro y correr como para torcer la historia. Encima, Quimsa tuvo otra vez un excelente ingreso de Rolfi, probablemente el jugador más sólido de la cancha. 

En el último cuarto no hubo equivalencias. Un equipo seguía fresco y con ritmo y el otro pedía al cielo por nuevas piernas para seguir metiendo. No hubo manera. Quimsa lo ganó por demolición, como en sus mejores tiempos, y volverá a definir el título continental ante Flamengo, como en aquella inolvidable primera edición del 2020, que le dio la corona a los santiagueños en Uruguay. Basabe y Brussino sumaron 14 puntos, mientras que Rolfi y Taya aportaron 12. 
 

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