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La NBA que conocemos hoy en día no es la misma que la de hace 20 ó 30 años. En los 60, los jugadores todavía volaban en aviones de línea y necesitaban un segundo trabajo para poder vivir, ideas totalmente anómalas para los jugadores de hoy. Por eso, en 1964, cuando se les presentó la posibilidad de mejorar estas condiciones, los jugadores la tomaron.

En ese año se producía un momento de inflexión para la Liga, ya que se jugaría el primer Juego de las Estrellas televisado de la historia, por lo que todos los ojos de Estados Unidos estarían mirando el evento que se llevaría a cabo en la ciudad de Boston. Esto representaba una oportunidad excelente para aumentar el público de la Liga y por lo tanto la economía de la misma.

Buscando cambiar su situación laboral, los jugadores, encabezados por Tom Heinsohn, decidieron horas antes del partido que solo disputarían el juego si la NBA reconocía al gremio de jugadores con ciertas concesiones. Mientras esto sucedía, muchos de los dueños de los equipos estaban furiosos. Un ejemplo fue Bob Short, propietario en ese entonces de los Lakers, que le dijo a Jerry West: “Si no disputás este partido es probable que no juegues nunca más”. A lo que West respondió: “Entonces no jugaré nunca más”.

A pesar de que los dueños tenían la ventaja económica sobre los jugadores, lo cierto es que si el primer Juego de las Estrellas televisado no era disputado, podía marcar el fin de la Liga o, cuanto menos, un retroceso en la popularidad de la misma y por lo tanto una pérdida de los ingresos para los equipos.

Los dueños terminaron cediendo ante las presiones de los jugadores y reconocieron al gremio, y además los basquetbolistas obtuvieron varios beneficios: su primer plan de pensión, los equipos ahora estarían obligados a tener un preparador físico; los juegos del domingo a la tarde no podían ser programados si el sábado a la tarde alguno de los equipos habían jugado, etc. 

Finalmente el juego fue disputado y la victoria fue para los del Este 111-107 con un increíble rerndimiento de Oscar Robertson, que terminó con 26 puntos, 14 rebotes y 8 asistencias, mientras que para los del Oeste Wilt Chamberlain se llevó todas las luces con 19 puntos y 20 rebotes. El resto es historia.