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Jimmy Butler habla poco, a veces gesticula y tiene algún encontronazo con algún rival pero por lo general es de poca comunicación. Pero cuando habla, suele decir cosas importantes y hace lo imposible para cumplirlas. 

En la temporada pasada, Miami Heat se quedó en la puerta de la final de la NBA luego de caer por 4-3 en la definición de la Conferencia Este ante Boston Celtics. Jimmy, tras la derrota en el séptimo juego, aseguró que iban a volver a estar ahí pero que en la próxima ocasión iban a ganar ese partido definitorio.

Y lo logró, cumplió. Parecía que iba a ser menos difícil de lo que terminó siendo porque Miami se puso en ventaja rápidamente y logró un 3-0 poco creíble para propios y extraños. Boston, como era de esperar del "2" del Este, reaccionó, descontó y empató.

Entonces todo se dio como Butler lo había planeado: Boston y Miami, final de Conferencia Este, 3-3, séptimo juego, definición, clasificación a la final. Su profecía era tal cual lo pensó. El Heat venía golpeado, tuvo el pase a la gran final en sus manos, en su cancha, pero no lo había podido cerrar y por primera vez en la historia de las cuatro veces que el equipo que remontó tenía ventaja de localía. Pero a Butler poco le importó. Nuevamente se endiosó como en sus grandes noches y sacó la cara por Miami, como el resto de sus compañeros.

Tras recibir el MVP de las finales de Conferencia Este, Jimmy expresó: "Son ellos la razón por la que ganamos partidos”, señalando a sus compañeros. Enseguida agregó: "Nos hemos mantenido unidos, sabíamos que tocaba un partido difícil fuera de casa. Pero no estamos satisfechos, queremos más. Nos quedan cuatro victorias”.

Por último, habló sobre su profecía: "Tengo mucha fe en mí mismo y en este grupo de personas. El equipo del entrenador Spo, veo como todos trabajan cada día. Sé lo buenos que somos y confío mucho en nosotros”.