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Con apenas 18 años y 2.20 metros de altura, Rocco Zikarsky ya llama la atención solo con pararse en la cancha. El pibe australiano fue elegido en el puesto 45 del draft 2025 y jugará en Minnesota Timberwolves, franquicia que apostó fuerte por su desarrollo. Zikarsky llega desde los Brisbane Bullets de la liga australiana, donde jugó poco pero dejó algunos destellos que convenció a la dirigencia y que deberá trabajar el staff técnico que integra Pablo Prigioni, al mando de Chris Finch.

Zikarsky es, por ahora, más una promesa que una realidad. Sus números en Australia fueron discretos: 4.7 puntos y 3.5 rebotes por partido, pero su tamaño y su capacidad para bloquear tiros lo hacen muy difícil de ignorar. Tiene buena mano cerca del aro y es peligroso para atrapar pelotas altas o finalizar jugadas fáciles. En otras palabras, no necesita inventar nada para sumar, porque con su físico alcanza para incomodar en defensa y sumar puntos cuando se lo asiste bien.

Sin embargo, todavía le falta mucho para competir en serio en la NBA. No tiene un tiro confiable, no juega bien con la pelota en las manos y sufre cuando le toca salir a defender lejos del aro. Además, hay dudas sobre su intensidad: por momentos parece desconectado o le cuesta sostener un ritmo parejo durante el partido. No jugó más de 12 minutos por encuentro en su equipo y eso genera interrogantes sobre su preparación para un nivel más exigente.

La franquicia de Minnesota, que lo hizo trabajar casi exclusivamente en sus instalaciones previo al Draft, considera que tiene entre manos una joya para pulir. "Lo teníamos mucho más alto en nuestro board", dijo el GM Tim Connelly, que anticipó que el jugador podría alternar entre la G-League (Iowa Wolves) y algún destino en el extranjero, priorizando su desarrollo. En un equipo que tiene a Rudy Gobert como referencia interna, Zikarsky podrá crecer a la sombra de un All-Defensive mientras su cuerpo, cabeza y técnica se terminan de alinear para intentar —algún día— hacerse un lugar real en la NBA.