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Rajon Rondo será siempre recordado como un gran base con una enorme capacidad de lectura de juego, y hasta que se logre el siguiente, será el último conductor de un equipo de Boston campeón de la NBA. Es que fue el responsable de ensamblar un Big Three fuerte pero que necesitaba conducción como el de Paul Pierce, Ray Allen y Kevin Garnett.

Cuando se dio la unión de las tres estrellas, Rondo llevaba solo una temporada en la NBA, donde no había tenido gran impacto en un Boston que no había logrado llegar a playoffs siquiera. Pero en esa campaña se dio el inicio del despegue definitivo del base.

Kevin Garnett expresó en Knuckleheads Podcast lo que pensó cuando lo vio y cómo lo sorprendió: “Rondo era tan inteligente que su desarrollo, el hecho de estar rodeado de jugadores mejores que él, simplemente le sirvió para despegar. También era muy testarudo, un pequeño matón, tenía las cosas claras, era uno de los nuestros. tomamos muy en serio su desarrollo, ya que estaba llegando al punto en el que terminaría siendo un All-Star. Podría serlo”.

Y pudo ser muy distinto, porque Kevin McHale, la leyenda de Boston que era GM de los Timberwolves, lo quiso dentro del paquete de traspaso de Garnett.

El base fue titular en 77 partidos de fase regular, con 10.6 puntos, 4.2 rebotes, 5.1 asistencias y 1.7 robos en 29.9 minutos. Fue el pegamento de un trío que necesitaba encontrar quien distribuyera de la mejor manera los momentos del partido, y Rondo fue el agente ideal que encontró Doc Rivers para lograrlo. Ya en playoffs, fue clave con 10.2 puntos, 4.1 rebotes, 6.6 asistencias y 1.7 recuperos, para liderar a Boston a llevarse el 17º título y último hasta ahora en el 4-2 ante los Lakers de Kobe Bryant.

“La química que tuvo ese equipo, los cuatro o cinco años que pasamos juntos, fue una hermandad con ese grupo de muchachos” recordó Rondo tiempo después.