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Esta semana el deporte argentino asistió a un récord en el fútbol, con el debut de Mateo Apolonio, de 14 años, en la primera división de Riestra. Con todo tipo de comentarios en las redes y opiniones diversas, hay algunos casos que pueden dar fe de lo que es debutar a esa edad, y en el básquet hay 3 en la Liga Nacional. Además, no olvidar que Ricky Rubio, estrella del básquet español, lo hizo a esa edad en Joventut.

En el caso del básquet de la Liga, el primero en hacerlo fue Alejandro Alloatti en 1999 en Obras, con 14 años y 355 días, lo siguió Cristian Cortés también en el Tachero con 14 años, 5 meses y 19 días, y en 2020 Peñarol puso en cancha a Francisco Zustovich con 14 años, 11 meses, y 10 días.

Y el propio Alloatti charló con Básquet Plus y recordó ese día de 1999, cuando hiciera 2 puntos y 2 rebotes ante Quilmes de Mar del Plata. “La verdad no recuerdo mucho de la previa, el momento de cambiarse y prepararse. Creo que nunca me imaginaba entrar, fue una tremenda sorpresa. No podía creer que estaba ahí, entre jugadores reconocidos debutando en la Liga Nacional. Si recuerdo sentirme nervioso en el partido, pero bastante suelto, y muy contento. Había muchos compañeros del colegio y de mi equipo en la tribuna viendo el partido, y eso era increíble también”.

A la vez, recordó lo que sintió luego: “Después de eso tenía el sentimiento de haber logrado algo muy importante, estaba feliz, todo se materializaba muy rápido, mucho más de lo que podía imaginarme”. Y agregó: “Lo manejé como pude, con las herramientas y los valores que tenía. Siempre intenté ser agradecido, humilde, buen compañero, seguir disfrutando de una adolescencia "normal" en la medida de lo posible. Pero la verdad es que no tenía ni idea de que tuviera "algo que manejar' en ese momento, yo simplemente fluía, me dejaba llevar, no tengo recuerdos de haberme detenido en algún momento a hacerme preguntas ni a reconsiderar lo que estaba viviendo. Viajaba en un tren a 300 km por hora que no paraba nunca”.

Posteriormente, Ale contó cómo fue la presión pasando el tiempo, habiendo también debutado en la Selección Argentina con 16 años en los Juegos de la Buena Voluntad del 2001. “Hubo mucha presión, pude entenderlo muchísimo tiempo después, en ese entonces simplemente conviví con eso sin darme cuenta. Es demasiado de asimilar para un chico de 14 años, que no sólo tiene unas expectativas propias, sino que ve como hay todo un entorno que también tiene ambiciosas expectativas sobre él. Las comparaciones, las proyecciones y los ideales son muy nocivas en ese momento para la mente de un chico que no tiene la consciencia suficiente para manejarlo. Sencillamente porque no tiene el desarrollo suficiente. Recuerdo que Vecchio dijo en una nota la semana posterior a mi debut, que yo ‘tenía todo para ser el próximo Oberto’. Ese es un halago hermoso y con la mejor intención, pero en un adolescente puede convertirse en una carga enorme, porque siente la responsabilidad de llegar a ser como Oberto, y todo lo que sea menos que eso está mal, es poco... y estamos hablando de ser como el mejor pivot de la historia de la liga y de la selección. Entonces bueno, todas esas presiones que sentía, propias y externas, nunca las hablaba con nadie, porque las vivía como algo propio de mi mundo interior, en ningún momento me di cuenta sólo de lo valioso que hubiera sido apoyarme en alguien”.

Ahora, ya retirado desde octubre del 2023, analizó ese comienzo: “Hoy el análisis que hago es que fue un momento fundamental para la construcción de mi carrera, a partir de ahí se me abrieron miles de puertas. Yo no era un crack, pero tenía condiciones excelentes para desarrollar: 14 años, 2,01 de altura, coordinado, buen tiro. Entonces creo que fue algo que tuvo que ver más con la visión a futuro de Guillermo Vecchio que con mi presente, no existe un pibe de 14 años que esté realmente listo para debutar en primera a nivel nacional (salvo el caso de Ricky Rubio que debutó en ACB a los 14 y sí ya se lo veía ‘distinto’). Entonces creo que ‘me tocó’ estar en el momento y el lugar justos, con las personas adecuadas. Y estaré agradecido por siempre, porque fue el inicio de un recorrido de 24 años increíble”.

Por otra parte, reflexionó sobre su carrera y lo que fue sintiendo con el paso del tiempo: “Durante muchos años si, hubiera querido cambiar un montón de cosas. Renegaba por lo que hice, por lo que no hice y por lo que tendría que haber hecho. Hoy te digo que no, porque entendí que cada día del camino y cada cosa que me pasó son claves para que hoy esté haciendo lo que estoy haciendo, que lo disfruto tanto que no extraño para nada jugar. Acompañar a distintas personas, en su mayoría deportistas de todas las edades tanto profesionales como amateurs en sus procesos de cambio y evolución, es algo que me da la posibilidad de utilizar toda esa experiencia para ayudar, compartir y transmitir. Finalmente, desde hace un par de años entendí para qué todo fue como fue, desde el primer día. Si mi carrera no hubiese sido como fue, tal vez no encontraba mi vocación”.

Por último, Alloatti actualmente usa toda esa experiencia para su actual trabajo y vocación: “Hoy me dedico al Coaching Deportivo y de Desarrollo Personal. Uso todo lo que fue mi historia, mi experiencia como jugador y las formaciones que vengo realizando en los últimos 10 años, para acompañar y apoyar a quienes estén sintiendo que algo en sus carreras no les cierra. Y si algo no cierra en tu carrera, hay algo que no cierra en tu vida. Entonces la invitación es a explorar eso, que si algo te incomoda te animes a encararlo. Acompaño esos procesos, con la idea de ayudar a las personas a ‘acortar el camino’. Cada vez que puedo ayudar a alguien ante un desafío, que tal vez yo mismo viví en algún momento, es una alegría enorme y agradezco haberlo vivido todo, así como fue”.

Alejandro Malky / [email protected]
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