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Malik Beasley, quien venía de tener una de las mejores campañas de su carrera en los Detroit Pistons, está siendo investigado por la fiscalía federal de Estados Unidos por supuestas apuestas en partidos de la NBA, incluyendo “prop bets” (apuestas sobre acciones específicas como puntos anotados). Según ESPN y el periodista Shams Charania, la investigación se remonta a la temporada 2023-24, cuando jugaba para los Milwaukee Bucks, y está a cargo del Distrito Este de Nueva York. Su abogado confirmó que no ha sido acusado formalmente y que mantiene la presunción de inocencia.

El escolta de 28 años promedió 16.3 puntos, 2.6 rebotes y 1.7 asistencias con un 41.6% en triples durante la última campaña, consolidándose como uno de los mejores tiradores del año y finalista al premio de Sexto Hombre. Eso lo posicionaba como un agente libre codiciado, al punto de estar negociando una renovación por tres años y 42 millones de dólares con los Pistons. Sin embargo, esas conversaciones fueron pausadas a raíz de la investigación.

El caso de Beasley aparece en un contexto delicado para la NBA, que intenta capitalizar comercialmente las apuestas deportivas mientras lidia con sus efectos colaterales. En 2024, Jontay Porter fue expulsado de por vida tras admitir que participó en un esquema de apuestas. Por ahora, Beasley continúa sin equipo mientras la investigación sigue su curso. Si bien su abogado enfatiza que no hay cargos en su contra, el impacto reputacional ya es tangible: perdió un contrato importante y quedó bajo la lupa de una liga que, aunque se asocia cada vez más con el negocio del juego, no tolera que sus protagonistas crucen la línea.