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Facundo Campazzo llegó a Peñarol de Mar del Plata desde Unión Eléctrica, Córdoba, con apenas 15 años. Compartía equipo juvenil con otro reclutado, Facundo Varela, y ambos fueron promovidos a entrenar con el plantel profesional durante la pretemporada 2007/08. El equipo milrayitas venía de perder una final ante Boca y empezaba a forjar el equipo con el que luego dominaría de pe a pa la Argentina y América. Parte de ese dominio vendría de la mano de un revelde como Facu.

“En la primera práctica de la Liga fuimos juntos con Facu, nos presentaron, habló el Tulo Rivero, que estaba a cargo porque Sergio (Hernández) estaba con la selección”, recuerda Varela. El entrenamiento arrancó con ejercicios de superioridad numérica: dos contra uno, tres contra dos, hasta llegar al cinco contra cinco. Enfrente estaban figuras como Marcos Mata, Lucas Picarelli, Byron Johnson, Román González y David Jackson.

En uno de esos ejercicios, Campazzo corrió la cancha, frenó y lanzó un triple en transición. “Tenía opciones de pase, pero la tiró igual. Entonces vino Pica (Lucas Picarelli) y le dijo: ‘Nene, esos tiros a la carrera dejalos para el Tato Rodríguez’”, cuenta Varela, en referencia al histórico capitán del equipo. Lejos de achicarse, Facu no dijo nada, pero en la siguiente jugada volvió a tirar. “Eso te daba un parámetro de su caraduréz para jugar. Otro pibe se hubiera inhibido con ese reto, pero él la volvió a tirar sin dudar”, agrega Varela.

La anécdota se convirtió con el tiempo en parte del mito fundacional de Campazzo en la élite. Esa primera temporada (2007/08), Facu no tuvo minutos oficiales con el primer equipo, pero entrenó regularmente con ellos. En la 2008/09 debutó en la Liga Nacional, jugando 15 partidos con un promedio de 1.8 puntos. En la 2009/10 ya era el base suplente de un equipo campeón y empezó a mostrar su potencial en la rotación de Sergio Hernández. Un camino, que antes de arrancar ya tenía modos de crack.

 

 

 

 

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