Especial

La nueva NCAA con plata: Trouet, Aaliya y un mundo que giró 180 grados

21:31 04/08/2023 | La situación todavía es novedosa y muchos no tienen ni idea de lo que se viene, pero el efecto será gigantesco en el básquetbol argentino y mundial.

Lee Aaliya explotó en el Mundial U19 y hoy es un símbolo del cambio que se viene en el mundo por la NCAA (FIBA)

Hace unos años, el deporte era otro. El mundo era otro. No había internet, ni teléfonos celulares ni Facebook, ni Twitter ni Tik Tok. Y los jugadores de la NBA no podían jugar los torneos FIBA porque se mantenía el anacronismo de que esos torneos eran para jugadores amateurs...como lo indicaba la A de FIBA. Una pavada monumental que se extendió hasta 1990, cuando debutaron en el Mundial de Argentina. Y luego ya todos sabemos lo que vino. 

En el mundo NCAA ese absurdo siguió hasta el 2021. Hasta ese año, la organización del deporte universitario manejó miles de millones de dólares, repartiéndose los gigantescos ingresos entre las propias universidades y los miembros del cuerpo técnico y médico de los equipos. Los entrenadores más respetados ganan igual o más que los mejores de la NBA. Los chicos, cero dólar. Con honrosísimas excepciones que, en su momento, fueron vistas como símbolos de corrupción, como los sonados casos de Jerry Tarkanian y la UNLV y otros. O los "regalos" que recibían familiares de jugadores para que eligieran su Universidad. Ya no más. 

En el 2021, la Suprema Corte de los Estados Unidos dictaminó que la NCAA no estaba habilitada para impedir pagos a los estudiantes por cuestiones no relacionadas al estudio. Entonces surgió la sigla NIL (name, image, and likeness; en español: nombre, imagen y semejanza), por la que los deportistas (o estudiantes en general, en realidad), pueden percibir dinero por la explotación justamente de esas tres opciones. Por ejemplo: presencias en clubes, escuelas, firmas de autógrafos, sponsoreo, eventos, promociones, NFT, etc. O sea: los deportistas no cobran por jugar. Aunque, en definitiva, cobran por ser deportistas destacados. Que es casi lo mismo. Pero legalmente no. 

Hace un tiempo publicamos una nota sobre las gemelas Cavinder, que fueron en básquetbol al menos, de las primeras en sacarle el jugo al nuevo sistema y, en el 2022, se dice que facturaron un millón de dólares, 4 veces más que las chicas mejor pagadas en la WNBA. Pues bien, eso explotó y este año quedó bien claro en el básquetbol masculino joven, en donde se han llevado, por ejemplo, a las dos máximas promesas de España (Aday Mara e Izan Almansa) y una tercera que está entre las mejores 5 (Baba Miller), además de jugadores del Real Madrid como el esloveno Jan Vide. Y la historia recién empieza. 

En Argentina, la situación ya está teniendo su efecto. Santiago Trouet, que el año pasado estuvo jugando en España la EBA con el Estudiantes de Madrid de esa categoría, con Lucas Giovanneti como compañero. Este año saltará a San Diego State. ¿Buena o mala decisión? Hace un tiempo, quizá hubiésemos opinado distinto, pero más abajo explicaremos la nueva realidad. 

Ayer saltó otro caso, más resonante: Lee Aaliya. Tras su gran Mundial U19, y presencia en el segundo quinteto ideal del torneo, su nombre explotó en Estados Unidos y el mismísimo Jonathan Givony, creador de www.DraftExpress.com (de los medios más serios que analizan a los jóvenes universitarios y sus chances en el draft) habló de que unas 50 universidades están preguntando por él, desde las mejores que se le pueda ocurrir (Duke, por poner un ejemplo), a otras de no tanto renombre, pero importantes también. Aaliya definirá esta semana próxima su destino, pero será la NCAA, a menos que haya algún impedimento no esperado. 

¿Es el mejor lugar la NCAA para estos chicos (hay varios más en carpeta)? Sí. Más allá de que la historia de aquellos a los que les fue bien yendo desde Argentina no es larga (Pepe Sánchez, lejos el que más se destacó, pero también le fue bien en la misma Temple a Juan Fernández, a Pato Garino en Washington, Pablo Bertone en Florida Atlantic, algo de Fran Farabello ahora y poco más), este cambio desde lo económico hace que la NCAA no solamente sea un lugar donde estudiar una carrera y desarrollarse como jugador, sino también una oportunidad económica para empezar un camino profesional. 

Lea con detalle lo que viene. Aday Mara, que se irá este año a la famosísima UCLA, se llevará por la explotación del NIL unos 500 a 600.000 dólares por temporada. Sí, leyó bien. Medio millón de dólares. Mientras que en España, él, como los otros chicos mencionados, estaban con contratos de juniors (no de profesionales), llevándose 800-1000 euros por mes, pero con cláusulas de salida enormes (Joel Parra, por ejemplo, de un millón para ir del Joventut al Barcelona). Esa película murió. 

¿Por qué? Porque la NCAA no es una competencia FIBA, con lo cual no tiene lazos que la obliguen (ni a sus jugadores), a pagar un dinero a los clubes de origen, más allá del derecho de formación, que en el mejor de los casos para chicos como Mara, Almansa o los mencionados, es de 40.000 a 50.000 euros. El problema es que los clubes no tienen solución a esto. ¿Les harán a chicos de 18 años contratos de 500.000 dólares para que no se vayan a la NCAA? Suena imposible. Entonces el éxodo será enorme, porque hay lugar para todos, en una competencia que, en la División I, tiene 363 equipos. Ni haga la cuenta: más de 4000 puestos de trabajo para basquetbolistas. O sea, más que todas las Ligas de Europa juntas, prácticamente. 

Usted podrá decir que, bueno, el tema del dinero solo beneficiará a unos pocos cracks como Mara o Almansa. Error. Según pudo averiguar Básquet Plus, Trouet este primer año en San Diego State podría sumar, además de la beca gratis de estudio, unos 50.000 dólares de ingresos por NIL. Y Lee Aaliya, más. No olvidar que Aaliya es parte de Octagon, que en Estados Unidos maneja Alex Saratsis, que tiene entre sus clientes a dos pibes que quizá usted conozca: Steph Curry y Giannis Antetokounmpo. ¿Les suenan?

El tema de la adaptación seguirá siendo difícil para chicos de 18 o 19 años que dejan su hogar para internarse en una Universidad a estudiar, en otro idioma, con costumbres bastante distintas y en un ambiente muy competitivo. También muy saludable, desde el punto de vista del ámbito cultural y estudiantil, con chicos de la misma edad. Pero el sistema es durísimo y muy exigente. Claro que, ahora, la motivación extra del dinero emparejará un poco esa situación, que a los que fueron antes les resultaba todo un tema, porque no tenían dinero para darse mayores gustos que una entrada al cine. Eso cambió para siempre. Los casos de Trouet y Aaliya serán quizá los primeros casos testigo, que se sumarán a los ya consumados de Fran Cáffaro, Francisco Farabello (que ya cobran su buen dinero por el NIL), y una lista que se hará cada vez más larga. 

¿Y el resto del mundo? El efecto mayor será en Europa y África, sobre todo en Europa, que estaba acostumbrada a ser la aspiradora del talento de todo el mundo para sacarle un enorme jugo económico y luego recibir los beneficios cuando sudamericanos o africanos, sobre todo, se iban a la NBA o se movían internamente en Europa. La aspiradora ahora la compró la NCAA y nadie parece poder tener la fórmula para sacársela. El tema es importante y grave, porque Estados Unidos, ahora, será el que maneje todo el talento joven del mundo, casi sin rivales. Tendrá el talento y el dinero, combinación irresistible. 

Fabián García / [email protected]
En Twitter: @basquetplus

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