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Se movieron las piezas de una manera quirúrgica para encontrar lo que faltaba y como agazapados entre las sombras, los Cavaliers silenciosamente armaron un equipo competitivo entre la temporada pasada y la off season de esta. Hoy están de zona de playoffs con marca de 18-12 y habiendo ganado nueve de sus últimos once juegos.

Primero hay que recordar que la historia de Cleveland con LeBron James fue épica, su vuelta trajo cuatro finales seguidas de NBA y un título para Ohio, histórico por donde se lo mire. Pero el Rey no se afinca en un lugar, aunque Akron siempre será su casa, sus desafíos no tienen a una franquicia como común denominador y por eso que devolver a los Lakers a los primeros planos era algo digno de su voracidad por probarse al máximo.

La partida de LeBron y también de Kyrie Irving, otro pilar importante de esa dinastía de cuatro finales (aunque se fue antes de la última definición), por decantación iban a presagiar temporadas flacas en cuanto a victorias para los Cavaliers, misma situación cuando el Rey partió por primera vez a Miami.

Tyron Lue tuvo que dejar su cargo por problemas cardíacos y lo que iba a ser un año de mucha transición, terminó por ser total, con cambio de entrenador incluido. En ese año 2018/19 llegó Collin Sexton con el número ocho del draft, una pieza importante de estos nuevos Cavaliers, aunque ahora este de baja por lesión en una de sus rodillas. La temporada siguiente arribó Darius Garland, en otra selección top ten en el puesto cinco. Estos dos perimetrales jóvenes eran confiables, pero los triunfos aún estaban lejos, habiendo conseguido 18 y 19 triunfos en las temporadas subsiguientes a la ida de LeBron.

La pandemia también hizo su parte, frenó e hizo barajar y dar de nuevo para aquellas franquicias que estaban fuera de todo y una de ellas era Clelveland, quien recién había decretado otro cambio de entrenador y dispuso la llegada de quien es el actual coach, John Bickerstaff, quien dejó el lugar de asistente para ser el principal.

La 20/21 fue otra temporada de transición, a pesar de haber arrancado bastante bien con 11 victorias y 10 derrotas, pero ante la posibilidad de conseguir jugadores importantes en un canje, Koby Altman no dudó. Un adiós polémico a Andre Drummond y a meterse en la conversación de la salida de James Harden de los Rockets. Ese cambio a cuatro bandas trajo a Jarett Allen a la plantilla y si bien, Brooklyn se quedó con  la Barba, Indiana con Caris LaVert y Houston con Víctor Oladipo, el segundo más ganador de esos traspasos fue Cleveland, sin dudar.

Jarrett Allen, renovó con Cleveland en el verano y es la pieza fundamental para apoyar el juego interior, sus números son grandiosos más de 16.9 puntos, 11.5 rebotes y 70.5 por ciento y es el protagonista de una estructura defensiva que hoy en día es la segunda mejor de toda la NBA, con un Defensive rating de 104.3.

Esta cuestión atrás no es algo más para los Cavaliers, el contrapunto con las últimas tres campañas es relevante. Los 104.3 contrastan, y mucho, con los 114.4 de la temporada pasada, donde eran unos de los cinco peores de la NBA. Para que esto suceda también es importante marcar la llegada de uno de los candidatos a novato del año, Eban Mobley. El prospecto surgido de USC, promedia casi dos tapas por juego (1.8), además de bajar 8.3 rebotes y anotar 13.8 puntos, unos guarismos muy buenos para un rookie.

En la ofensiva, el perímetro está bien custodiado por Darius Garland (19.0 puntos y 7.4 asistencias) y Ricky Rubio desde la banca (12.6 puntos y 7.6 asistencias). Bickerstaff tiene la ofensiva balanceada y consigue puntos en varias manos, habiendo activos siete jugadores por encima de los 10 puntos (Garland 19.0, Allen 16.9, Lauri Markkanen 14.0, Mobley 13.8, Rubio 12.6, Kevin Love 11.8 y Cedi Osman 11.0).

En muchos momentos saca ventaja desde su contextura y a contramano de lo que usan muchos equipos, en Cleveland predomina el Tall-Ball (formación alta) cuando conjugan en la cancha Allen, Mobley y Markkanen. Esta formación les permite ponerse firmes en la pintura, predominar en el rebote y en base a la versatilidad de sus grandes para correr la cancha, castiga con los trailers y la buena visión de cancha de Rubio para encontrarlos.

Kevin Love es el único sobreviviente de la época dorada y su rol se muestra en los intangibles como en la unión de equipo y junto al base español son los que apuntalan el vestuario y hacen de este buen momento, algo para disfrutar sin pensar más allá.

La cabeza en su lugar, el talento presente, un futuro promisorio y la energía colectiva son aristas que definen a este Cleveland, donde tras tres años de ostracismo, sus fans pueden festejar en cada juego que hay vida después de LeBron y eso es mucho más de lo que se puede pedir en este presente importante, pero con un devenir que se presagia aún mejor.

Mauro Osores / [email protected]
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