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Rick Carlisle no es un nombre de los que dominan los titulares, pero su huella en la NBA es profunda, y su historia con Indiana Pacers atraviesa décadas. Fue mano derecha de Larry Bird en la temporada 1999-2000, cuando la franquicia de Indianápolis alcanzó por primera vez las Finales de la NBA. Hoy, 24 años más tarde, vuelve a liderar al equipo en la misma instancia, pero como entrenador principal. Su regreso al lugar donde supo construir y traducir la visión ofensiva de Bird lo encuentra al frente de un plantel joven que sorprendió en estos playoffs, dejando en el camino a equipos como Milwaukee, Cleveland y Nueva York.

La carrera de Carlisle como técnico principal es extensa y prolífica. Desde su debut en 2001 con Detroit Pistons —a los que devolvió al protagonismo antes de la era de Larry Brown—, hasta el anillo de 2011 con Dallas Mavericks, su recorrido incluye casi mil victorias en temporada regular, una cifra que lo ubica entre los grandes entrenadores de la historia. Lo curioso es que la NBA no lo incluyó entre los 15 mejores técnicos en su lista conmemorativa, un detalle que su discreta personalidad —siempre reacia a los reflectores— probablemente no haya resentido, pero que el tiempo empieza a corregir con reconocimiento.

Carlisle es, además, un símbolo de adaptabilidad. En sus inicios, se forjó como especialista ofensivo, diseñando los sistemas de los Pacers mientras Bird observaba desde un costado. En los Mavericks de 2011, en cambio, se consolidó como un técnico eminentemente defensivo, construyendo una estructura táctica que frenó al Miami de LeBron, Wade y Bosh. Esta versatilidad táctica lo distingue: no hay un sello Carlisle explícito como sí puede haberlo en otros entrenadores, pero su capacidad para ajustarse a los talentos que dirige y a las circunstancias del juego lo hacen único.

Ahora, con 65 años, el coach de los Pacers está a las puertas de ingresar a un club exclusivo: el de los entrenadores que ganaron un campeonato de NBA con dos franquicias distintas. Sólo Alex Hannum, Pat Riley y Phil Jackson lo han conseguido hasta el momento. Si Indiana logra superar a Oklahoma City Thunder, Carlisle no sólo agrandará su legado, sino que consagrará un proyecto construido con paciencia, sin grandes estrellas pero con un juego colectivo que potencia a cada jugador.

Para los Pacers, Rick Carlisle es mucho más que un entrenador exitoso. Es un puente entre generaciones, un nombre que ya formaba parte del ADN de la franquicia desde la época dorada de Reggie Miller y que hoy vuelve a encarnar el sueño de alcanzar la gloria.