Basquetplus.com

En la NBA de la actualidad, es común ver movimiento de superestrellas desde una franquicia hacia otra. Jugadores que, gracias a la evolución de su poder de decisión, elijen cuáles son sus destinos y van hacia los lugares en los que creen que pueden prosperar. Pero, más allá del escenario actual, resulta complicado encontrar muchas figuras que estén ligadas de por vida a una institución en particular. Ayer falleció una de ellas: Tom Heinsohn.

El emblemático exjugador, exentrenador y analista de TV murió a los 86 años de edad luego de luchar con varias complicaciones de salud. Para entender la magnitud del hombre que ya no estará más y que dejó un legado innegable, es necesario comprender su relación con los Boston Celtics. Desde que pisó la NBA cuando salió de la Universidad de Holy Cross en 1956, jamás se despegó de los orgullosos verdes: fue la sexta selección del Draft de ese año y, así como apareció, fue vital para el primer campeonato en la historia de la franquicia. En el séptimo partido de esas Finales ante los Saint Louis Hawks, aportó 37 puntos y 23 rebotes para que los suyos ganaran 125-123.

Heinsohn se quedó en el plantel de los Celtics hasta 1965 y decidió retirarse luego de haber acumulado ocho títulos y siete de forma consecutiva. Un año más tarde, le retiraron su mítico dorsal número quince. En 1969, ya con la salida de Bill Russell del banquillo, tomó las riendas de Boston pero en su faceta como entrenador en jefe. En la época posterior a la dinastía y previa al arribo de Larry Bird, guió a la organización hacia otras dos consagraciones: 1974 y 1976, mientras que en 1973 fue elegido como el Coach del Año.

Al alejarse de esa etapa, retomó una que también amaba: estar en las transmisiones de TV. Siempre con los de Massachusetts, claro. Su dupla con Mike Gorman será recordada para siempre como una de las más graciosas e interesantes de todas. Hasta estos días, Tommy siguió conectado a la vida del equipo al que le dio absolutamente todo y con el que escribió las páginas más gloriosas. Con ese que sirvió de sostén para que entrara al Hall of Fame no sólo como jugador, sino también como entrenador. Su impacto es y será imborrable. Porque, como dice una publicación reciente de Boston, ha sido el Celtic más devoto de todos.