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Las puertas de los Lakers están abiertas, Frank Vogel

14:51 20/01/2022 | La derrota ante Indiana de local potenció los rumores de salida del entrenador que los sacó campeones en la burbuja de Orlando.

Vogel, por ahora, sigue (Getty)

La primera pregunta que debería hacerse cualquiera que se meta en el tema es: ¿cuánta responsabilidad tiene Frank Vogel en lo que le está pasando a los Lakers? Está claro que, como entrenador, tiene una parte. Pero no toda. Quizá menos que otros. Quizá mucho menos que los que eligieron a determinados jugadores. Analicemos. 

Vogel fichó en los Lakers tras 6 temporadas como entrenador de Indiana y 2 en Orlando. Lo hizo el 13 de mayo de 2019, después de la frustrada primera temporada de LeBron James en el equipo, con el que ni siquiera llegaron a los playoffs pese al enorme alboroto que generó la llegada de LeBron.

Como era de esperar, al año siguiente, y luego de la pelea Magic Johnson-Rob Pelinka, el exagente y ahora máximo directivo de los Lakers rompió el chanchito y accedió a los pedidos de LeBron, sobre todo uno: Anthony Davis a cambio de todas las jóvenes promesas del equipo (Ball, Ingram, Hart). Luego ficharon a un campeón (Danny Green), a Dwight Howard, a Rajon Rondo y, en febrero de 2020, a Markieff Morris. Echaron a Luke Walton y trajeron a Vogel, un buen administrador, con excelentes resultados en los Pacers. 

La burbuja de Orlando fue su prueba y la aprobó con creces. Después de 10 años, los Lakers volvieron a salir campeones. El año pasado, las lesiones minaron sus chances y cayeron en primera ronda ante Phoenix, luego subcampeón. Entonces volvieron a meter mano y, para muchos, hicieron un desastre. Pelinka mandó a Kuzma, Harrell, Caldwell-Pope a Washington para terminar recibiendo desde Houston a Russell Westbrook. Y siguió fichando veteranos: Ariza, Howard de nuevo, Rondo de nuevo, DeAndre Jordan y Carmelo Anthony. Westbrook y Anthony, dos eternos candidatos a ganar y que en la NBA nunca consiguieron nada. No importaba. LeBron los haría ganadores. 

Pero no fue así. Y aquí entran también situaciones fortuitas. O no tanto. Decir que los partidos perdidos por Anthony Davis son fortuitos es, como mínimo, relativo. Davis todos los años se pierde muchos partidos por distintas lesiones. Jamás jugó un torneo entero. Su categoría es indudable y con él los Lakers no estarían donde están, pero no tenerlo forma parte de las (altas) posibilidades, al menos durante un tiempo. 

Que después el equipo no cuaje con Westrbrook, Anthony, Rondo (ya se fue), Howard, Jordan y LeBron, no parece muy extraño. Westbrook toda la vida jugó de una manera, que le dio réditos estadísticos. Carmelo se pensaba que podía darle esos puntos fáciles que consigue, a partir de un buen paso por Portland, pero la combinación, sin Davis, no funciona. Vogel hace lo posible, pero encima el equipo tiene las manos atadas para buscar soluciones afuera, porque su presupuesto ya pagará 40 millones de impuesto de lujo. 

Tras la derrota por 40 ante Denver, pareció mejorar un poco la situación venciendo a Utah, pero anoche, perdiendo ante un colista como Indiana, y en Los Ángeles, revivió la tormenta. Vogel no acusa recibo: "No me siento como si estuviera bajo asedio. Estoy muy concentrado en la tarea que tengo entre manos. Siempre he sido así. Y todos tenemos que mejorar. El entrenador tiene que entrenar mejor, los jugadores, jugar mejor y todos ejecutar mejor”.

Tras la derrota, la palabra más importante fue la que le trajo algo de alivio, aunque se sabe que estas cosas pueden darse vuelta en cualquier momento. "El cuerpo técnico ha sido excelente. Nos han puesto en una posición para tener éxito. Depende de nosotros salir y manejar la situación. Siempre hay formas en que todos podemos hacerlo mejor. Pero no hay reproches”. Sí, claro, lo dijo LeBron. Y si lo dice James, por ahora estás a resguardo.

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