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Velocidad o nada: los responsables de aumentar el ritmo en la NBA

18:27 18/09/2020 | D´Antoni es el más conocido, pero no el único. Tanto él como Don Nelson, Mark Jackson y Steve Kerr apoyaron y aplicaron el modelo.

D´Antoni dejó los Rockets (Foto: NBA)

El ritmo, esa palabra tan utilizada en la NBA que a veces suena tan lejana. No lo es y el pace está perpetrando en todos los rincones del básquet universal. Anteriormente en Básquet Plus habíamos explicado de qué se trata este apartado, pero, para dar un pantallazo general, es nodal comprender que es la cantidad de posesiones de un conjunto durante el tiempo de un juego, que siempre dura 48 minutos. 

Si bien la NBA vivió su época dorada de alto ritmo en los 60, en donde los equipos anotaban en promedio 115.0 puntos por juego, esa media se redujo drásticamente a partir del 2000 y en el 2003 el guarismo bajó a 95.0. Pero luego de eso el paradigma volvió a modificarse y la velocidad comenzó otra vez a vender todas las entradas. 

En los últimos 20 años hubo cuatro nombres puntuales que pregonaron esta clase de pace, defendiendo noche y día su estrategia tan criticada por periodistas, fanáticos, entrenadores y jugadores. 

El primero de ellos fue Don Nelson y uno de sus experimentos, el más célebre y competitivo, se dio en Golden State Warriors, más precisamente en la época de los noventa. En California habían logrado crear un quinteto conformado por jóvenes de la calidad de Chris Mullin, Tim Hardaway y Mitch Richmond, junto con los experimentados Sarunas Marciulionis y Rod Higgins. 

La curiosidad es que ninguno medía más de dos metros y todos evitaban colocarse de espaldas al tablero de acrílico. Allí nació el popularmente conocido Run-TMC. Podrán imaginarse por qué la primera palabra, ¿no?

Desde el 2006 al 2010 se pudo visualizar aún más esa tendencia de Nelson, con un equipo de Golden State renovado, conformado por Baron Davis, Matt Barnes, Monta Ellis, Jason Richardson, Stephen Jackson y Al Harrington. Tal es así que en la primera de esas campañas los Warriors tuvieron un ritmo de 99.2. 

Aquí, Nelson también logró implementar todas las variantes del run and gun, la ocupación de espacios y el alto ritmo, en el cual todos sus dirigidos tenían piernas, condiciones atléticas, capacidad de tiro, penetración y explosión para finalizar las posesiones en cuestión de pocos piques.

Tras años de predominancia de los dos grandes de espaldas al aro en los noventa, en la década del 2000 para adelante, algunos entrenadores comenzaron a probar situaciones similares. El primer síndrome se vio en la temporada 2004/05, en los Suns de Mike D´Anthony, quien revolucionó la liga con su estrategia de siete segundos o menos. 

La adquisición de Steve Nash en el verano, el rol de jugadores como Leandrinho Barbosa, Shawn Marion y Boris Diaw, y la llegada de Amare Stoudemire, uno de los internos más dominantes de la época, le permitió al descendiente italianos utilizar a los de Arizona como su propio patio de experimentos, innovando en todo tipo de ofensivas efímeras, reemplazando las jugadas elaboradas y los sistemas por meros movimientos para encontrar a los compañeros abiertos en transición. 

A pesar de eso, el ritmo de posesiones promedio de la liga seguía siendo estadísticamente inferior al de temporadas pasadas. Por ejemplo, el pace de la campaña 2006/07 era de 91.9, mientras que en la 1988/89 subía a 100.6. Esta tendencia se mantuvo igual por muchos años, puesto que las franquicias todavía eran recias a cambiar su estilo y solo Nelson y Mike buscaban modificarlo todo. 

En California se quedaron con ganas de más y Mark Jackson tomó la posta, sacando buenas cosas de un joven dúo conformado por Stephen Curry y Klay Thompson. La semilla crecía y el técnico tuvo que irse tras perder ante los Clippers en la 2013/14. 

En la campaña 2014/15, Golden State Warriors se animó a explotar su propia versión del small-ball con la llega de Steve Kerr, reemplazando a Andrew Bogut por Andre Iguodala, quien finalmente sería nombrado jugador más valioso de las finales tras el campeonato conseguido por los de la Bahía.

Esa pequeña alineación conformada por Curry, Klay Thompson, Livingston, Iggy y Draymond Green llegó a ser conocida como la formación de la muerte.  Bajo esta formación, los de California alcanzaron tres campeonatos y establecieron el récord de victorias de la liga desde 2014 a 2019. 

El éxito de las alineaciones de jugadores pequeños fue la cúspide del sueño de los fundamentalistas del juego de frente al aro, evitando las alineaciones tradiciones en favor de un baloncesto sin posición que permite a las escuadras ocupar mejor los espacios y explotarlos de múltiples formas.

La última de las pruebas se dio esta temporada en los Rockets, con D´Antoni apostando al verdadero juego sin posiciones, pero ahora sin ninguna clase de internos naturales. Su experimento otra vez volvió a salir mal y Houston cayó recientemente ante los Lakers. Sin embargo, esto seguramente provocará que otras franquicias se animen a hacer lo mismo.

En una liga de repeticiones, el modelo que gana prevalece. El alto ritmo logró todo eso y hoy muy pocos se animan a nadar en contra de su corriente. Llegan nuevas variantes, se analizan otras situaciones y la evolución no para.  

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
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En Twitter: @nachomiranda14

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