Basquetplus.com

En la NBA hay cuestiones que son como son y pocos saben cuál es la verdadera historia. Existe luego una usina de rumores que se encarga de convertir el hecho en mito y así pasan los años. Uno de esos ejemplos es la carrera como entrenador de Mark Jackson, actual comentarista de ABC junto con Jeff Van Gundy. 

Jackson, de 55 años, fue un gran base en varios equipos (Knicks, Clippers, Pacers, Nuggets, Raptors, Jazz), y tuvo un paso como entrenador por Golden State Warriors, cuando reemplazó en el 2011 a Keith Smart, que venía de chocar a un equipo donde arrancaba un tal Steph Curry, Monta Ellis y David Lee. En la 2011/12, temporada corta por el lockout, con los mismos nombres, más el novato Klay Thompson, el año fue desastroso: 23-43. 

Pero en la segunda campaña de Jackson, las cosas cambiaron radicalmente. Se fue Ellis, Curry tomó el control, Thompson levantó y llegaron los rookies Draymond Green y Harrison Barnes, más algunas incorporaciones que hacían equipo, como Andrew Bogut y Richard Jefferson. Sumaron 47 triunfos y 35 derrotas y cayeron en segunda ronda de playoffs 4-2 ante los Spurs de Ginóbili, pero dando pelea. 

En la 2013/14 las cosas fueron aun mejor (51-31) y ya quedó armado prácticamente el equipo que llegaría al anillo poco después, ya que se sumó Andre Iguodala. Quizá perder 4-3 ante los Clippers en la primera ronda fue un golpe que la dirigencia aprovechó para deshacerse de Jackson. ¿Lo curioso? Pese a los buenos comentarios sobre su tarea como entrenador, Jackson nunca más dirigió a un equipo. ¿Por qué?

Hace pocos días, un exjugador de Jackson, Al Harrington, hizo una nota con Brandon ‘Scoop B’ Robinson y tiró una pista: "A Jackson le hicieron el vacío", dijo. "No sé quién exactamente en los Warriors, pero seguro Jerry West estaba ahí. No digo que es él, pero alguien le hizo el vacío". Harrington se explayó: "Es un buen coach, y hay otros que ganan 35 partidos, o 40, y siempre están o de asistentes o de entrenadores jefe". 

Draymond Green también salió hace poco a bancar a Jackson como coach, diciendo que él lo había marcado y le había inculcado a ser un animal y un líder. Green nunca se olvidó de esas cosas, porque él había sido elegido en la segunda ronda, y que su entrenador le diera semejante confianza no era usual. 

¿Por qué no dirige Jackson con estos apoyos? Ahí es donde surge el lado oscuro. Aunque nadie lo quiere decir públicamente, se sabe que Mark es una persona profundamente religiosa y, como tal, muy contundente en su posición antigay, promoviendo siempre lo que la Biblia dice al respecto. Jackson no disimuló nunca sus ideas en una organización, los Warriors, donde el número uno del sector comercial, Rick Welts, archirreconocido en la NBA por su capacidad, es abiertamente gay e incluso está casado con su pareja. 

Hace 6 años, eso pudo causar que, ante el más mínimo fracaso, se aprovechara para sacarse de encima a una persona molesta. Hoy, donde ese tipo de temáticas está en las redes y en los medios todo el tiempo, resulta bastante creíble que termine siendo el principal motivo por el cual ninguna de las 30 franquicias quieran comprar un potencial problema. 

En el momento en el que los Warriors decidieron prescindir de sus servicios, el dueño de la franquicia, Joe Lacob, de alguna manera lo tiró abajo de un tren: "El equipo tiene todas las piezas necesarias para triunfar. Solo falta que se las utilice correctamente. Y Kerr hizo algo que quise siempre que Jackson hiciera, pero no hizo, que fue contratar a los mejores". Kerr le dio mucho crédito a Jackson cuando llevó al equipo al título NBA en la 2014/15, pero nadie más apostó por Mark en adelante. Como cuando Phil Jackson reemplazó a Doug Collins, que había hecho un buen trabajo en los Bulls, pero no el necesario para ser campeón. 

A diferencia de Collins, Jackson se metió como comentarista televisivo y, si bien estuvo en algunos rumores en estos años, sobre todo cuando surgen equipos que necesitan a alguien motivador y con experiencia como jugador (tipo Ty Lue), nunca tuvo una oferta concreta. Al menos, trabajo no le falta.