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El séptimo partido en una serie de Finales de NBA es una postal que respira dramatismo. Es la noche sin mañana, donde las leyendas se escriben o se esfuman. Desde 1951 hasta hoy, se han disputado 19 séptimos para definir al campeón en la Liga de las Estrellas. Este domingo, después de casi una década, la historia sumará un nuevo capítulo con el duelo entre los sorprendentes Pacers y el renacido Thunder.

La estadística es clara: la localía pesa. De los 19 partidos siete que se jugaron en Finales, el equipo anfitrión ganó en 15 oportunidades. Solo cuatro visitantes lograron coronarse campeones en territorio enemigo: los Celtics en 1969 y 1974, los Bullets en 1978 y los Cavaliers en 2016, en esa recordada remontada histórica ante los Warriors tras ir 1-3 abajo. Ganar afuera en un contexto así es, literalmente, obra de titanes.

Boston Celtics y Los Angeles Lakers dominan también este terreno. Los de verde tienen el récord absoluto, con siete victorias en Game 7 de Finales, y los angelinos los siguen con cuatro. Curiosamente, ninguna otra franquicia ha podido repetir más de una vez esa hazaña: Rockets, Spurs, Heat, Cavaliers, Knicks, Royals, Nationals y Bullets lo lograron una vez y no más.

Otro rasgo típico de los séptimos juegos decisivos es su bajísima anotación. Entre 1994 y 2016, en los últimos cinco séptimos juegos de Finales, ningún equipo llegó siquiera a los 95 puntos. De hecho, ocho de los diez conjuntos involucrados en esos partidos se quedaron por debajo de los 90. La tensión se traduce en cada tiro, en cada posesión, y los partidos se convierten en batallas defensivas donde los errores pesan más que los aciertos.

Este domingo, en una NBA rejuvenecida y abierta como pocas veces, dos equipos sin títulos buscarán escribir su propia historia. Bienvenido seas, querido Juego 7. Te estábamos esperando. 

*Equipos visitantes ganadores.