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El viernes cerraba la primera fase del torneo y, como Argentina jugaba en primer turno, no había chances de salir a una caminata, porque se complicaba llegar a tiempo a tratar de conseguir un buen lugar en el estadio. Hete aquí que, entonces, desayunamos tranquilos en el hotel, manteniendo nuestra impecable conducta de despierte entre 8.30 y 9.

Tras el abundante desayuno, hubo tiempo para estrenar algo que nos tenía preocupados. Resulta que, como ya dije, traje mi paquete de café y de leche en polvo para hacer mis propios cafés, pero la cafetera de la habitación no había forma de descularla. Hasta que, para mi orgullo, la mucama descubrió que no funcionaba. Al rato trajeron otra. La probamos y ¡eureka!

Sé que parece una pavada. Lo es. Pero a mí me hace feliz una costumbre que con Canasta tenemos desde Las Vegas 2007: hacerle un cafecito o dos por día, Made in Argentina. Aparte, para qué negarlo, no quería volverme con los paquetes enteros al pedo de café y leche a Buenos Aires. 

Luego de estrenar el nuevo servicio, partimos al Palacio de los Deportes. Tres de cuatro juego vimos, esquivando el de México, que se hace largo y tedioso. Aparte, no modificaba nada, porque resultaba improbable que Uruguay exigiera demasiado a México después del regalo recibido de parte de Brasil.

Como veníamos hambrientos (yo venía hambriento en realidad), volvimos al Opera del tiro de Panchito, pero con la decisión de bajar los costos, pidiendo graseosa en lugar de vino. Y el medio pollo a la parrila que te deja pipón pipón. Obviamente, no volvimos a sacarle fotos al tiro de Pancho, pero sí repetimos los boleros con el trío del otro día.

Luego de la cena, caminando hacia el hotel, mientras mirábamos pasar una hermosa rata de unos 25 centímetros, que se cobijó para su seguridad abajo de un quiosco cerrado, pasamos por otro abierto, donde confirmamos que en Ciudad de México hay diarios sensacionalistas en serio. En serio significa, título de El Gráfico: "Abuelita arrollada", y foto de un charco de sangre, con un bastón al lado, más una manta tapando a la supuesta abuelita. Delicioso. Sutil.

También, pensando en ir a reventar la noche, nos topamos con varias propuestas, una mejor que otra. Maelo Ruiz, por ejemplo, es el doble de Eddie Murphy en El profesor chiflado. No daba. Parecía un lugar para narcos. Después podíamos apostar por Los 3 Grandes en concierto, pero pintaba aburrido. La opción alegre era doble: la Orquesta Canela, un gaterío a la vista, o ir al 2º Macro Festival de la Música Tropical, con 15 grupos tocando. La líbido se nos fue al subsuelo, así que decidimos dejarlo para otro día.

Mañana es día libre y ya hay plan, al que Canasta renunció por amargo: ir a las pirámides de Teotihuacán.